miércoles, 13 de agosto de 2008

El amor...

Hace ya muchos años llego a mi un pequeño libro de pasta azul con un título muy interesante: El Profeta. Lo tomé y lo leí en cuestión de minutos... Me encantó! En ese entonces pensé que lo había entendido y comprendido, y lo tomé como una especie de biblia personal, pero nunca lo use para conmigo mismo sino que más bien era un recurso, una herramienta para que los demás actuasen de la forma que decía el libro conmigo.
No es sino hasta hace algunos meses atrás que empecé a entender realmente las palabras que con tanto fervor había defendido. De repente veía como esas enseñanzas tomaban forma, haciéndose tangibles, presentándose con todo su esplendor y empezabas a iluminarme... Por fin estaba asimilando y comprendiendo el mensaje! Estaba dejando el libro como una herramienta para usarla con otros y empezaba a ver mi propia realidad...
Hoy por hoy recién empiezo este camino tan gratificante, edificante, deslumbrante y enriquecedor de empezar a ser yo mismo y no solo la imagen de lo que yo quería que vieran. De que cuesta, cuesta... pero empiezo con toda la ilusión y alegría de mi ser, lleno de amor hacia la personita maravillosa y divina que decidió acompañarme, y aunque sé que es un camino difícil, sé tambien que es el más sublime!


"Dijo Almitra: Háblanos del Amor.

Y él levantó la cabeza, miró a la gente y una quietud
descendió sobre todos. Entonces, dijo con gran voz:
Cuando el amor os llame, seguidlo.Aunque su camino sea duro y difícil.
Y cuando sus alas os envuelvan, entregaos.
Aunque
la espada entre ellas escondida os hiriera.Y cuando os hable, creed en él.
Aunque su voz destroce
vuestros sueños,
tal cómo el viento norte devasta los jardines.

Porque, así como el amor os corona, así os crucifica.Así como os acrece, así os poda.Así como asciende a lo más alto y acaricia vuestras
más tiernas ramas, que se estremecen bajo el sol,
así
descenderá hasta vuestras raíces y las sacudirá
en un
abrazo con la tierra.
Como trigo en gavillas él os une a vosotros mismos.
Os desgarra para desnudaros.
Os cierne, para libraros de vuestras coberturas.
Os pulveriza hasta volveros blancos.
Os amasa, hasta que estéis flexibles y dóciles.
Y os asigna luego a su fuego sagrado, para que podáis
convertiros en sagrado pan para la fiesta sagrada de Dios.
Todo esto hará el amor en vosotros para que podáis
conocer los secretos de vuestro corazón y convertiros,
por ese conocimiento, en un fragmento del corazón de la Vida.

Pero si, en vuestro miedo, buscareis solamente la
paz y el placer del amor, entonces, es mejor que cubráis
vuestra desnudez y os alejéis de sus umbrales.
Hacia un mundo sin primaveras donde reiréis, pero
no con toda vuestra risa, y lloraréis, pero no con todas
vuestras lágrimas.

El amor no da nada más a sí mismo y
no toma nada
más que de sí mismo.
El amor no posee ni es poseído.
Porque el amor es suficiente para el amor.
Cuando améis no debéis decir: «Dios está en mi corazón»,
sino más bien: «Yo estoy en el corazón de Dios.»
Y pensad que no podéis dirigir el curso del amor
porque él si os encuentra dignos, dirigirá vuestro curso.
El amor no tiene otro deseo que el de realizarse.
Pero, si amáis y debe la necesidad tener deseos, que
vuestros deseos sean éstos:
Fundirse y ser como un arroyo que canta su melodía a la noche.
Saber del dolor de la demasiada ternura.
Ser herido por nuestro propio conocimiento del
amor. Y sangrar voluntaria y alegremente.
Despertarse al amanecer con un alado corazón y dar
gracias por otro día de amor.
Descansar al mediodía y meditar el éxtasis de amar.
Volver al hogar con gratitud en el atardecer.
Y dormir con una plegaria por el amado en el corazón
y una canción de alabanza en los labios."

Texto tomado de El Profeta de Khalil Gibran